Breve historia del Packaging

A lo largo de la historia, el packaging ha evolucionado desde un simple concepto que mejorará el día a día del consumidor, hasta el uso de la inteligencia artificial.

Para contextualizar hemos de viajar al 12.000 a.c. Con los primeros asentamientos humanos, surgió la necesidad de almacenar y conservar los alimentos, usando para ello troncos de árbol, conchas marinas, vasijas sin cocer, hojas de palma o hierbas entrelazadas.

En Egipto se creó la primera fábrica de botellas de vidrio, hechas de caliza, carbonato sódico y arena. Gracias a su resistencia se convirtió en un embalaje muy apreciado para almacenar alimentos o productos químicos.

Durante la época romana y griega, el ánfora de arcilla y los barriles de madera fueron las grandes estrellas. Por otro lado, la llegada de las botellas de vidrio permitió comercializar productos en pequeñas cantidades sin tener que comprar barricas enteras.

En torno al 750 d.C el papel empieza a cobrar importancia como material de envasado. El proceso de fabricación permitía modificar la resistencia, la humedad o elasticidad, para adaptarlo a las mercancías que contenía.

La siguiente revolución del packaging llegó en 1810 con los recipientes de hojalata sellados. Era un material resistente y ligero que protegía los alimentos de agentes externos.

En 1841 se fabrican las primeras cajas cortadas y dobladas a mano, facilitando el transporte de mercancías. Entre 1930 y 1950 los avances tecnológicos convierten al poliestireno en la primera opción para el embalaje.

A partir de 1990 aumenta la preocupación por la contaminación, por lo que los embalajes biodegradables y reciclables toman la delantera en los mercados.

En la actualidad el packaging es parte esencial de cualquier producto, convirtiéndose en una de las mejores herramientas de marketing. En un mercado cada vez más competitivo es importante marcar la diferencia innovando en formas y diseños.